Y quién puede dejar de llorar.
sábado, 17 de diciembre de 2011
El arte de llorar
Y quién puede dejar de llorar.
miércoles, 2 de noviembre de 2011
La niña del corte honguito
miércoles, 12 de octubre de 2011
Anarquía permisiva
Hay algo extraño en la vida, o en nosotros que descubrimos la vida con los años. O mejor dicho, descubrimos como reaccionamos ante lo que pensamos, con el tiempo.
Estoy camino a mi casa, como casi siempre, dependiendo hacia donde me dirijo, voy pensando lo que me espera.
Han sido pocos, pero intensos los momentos en que me he preguntado ¿Qué pasaría si …? Y seguidamente me imagino diciendo o cometiendo una “locura”. Luego “reflexiono” y pienso que eso está mal. La vida tiene un orden impuesto por las buenas costumbres, los modales y las reglas sociales; y si uno quiere ser una persona correcta, “tiene” que comportarse como tal.
No lo voy a negar, se me han pasado infinitas propuestas “inmorales o inadecuadas” por la cabeza. Como la de abofetear e insultar a un hombre que me falta el respeto en la calle, contestarle al Arquitecto, ¿ud a quién le ha ganado?. Pararme en medio del patio de comidas y bailar para recolectar un almuerzo; preguntarle la hora a un extraño y si me cae bien preguntarle también su número de celular. Llegar ebria a clase aunque no beba. Dejarme llevar por un impulso emocional y robarle un beso a un extraño. Ir con pijama a la universidad. Cantar en plena clase cuando se pone aburrida. Caminar descalza a la bodega más cercana; irme de mi casa por unos días. Dejarle de sonreír tanto y decirle algo sin hablar. Entre otras cosas innombrables para no destapar mi intimidad y empujarlos a pensar que soy de doble moral.
Para bien del mundo, no he hecho ninguna tontería irremediable que se presentó inocentemente, en algún momento cuando estuve vulnerable. Aunque sí he cometido errores cuando pensaba que hacía lo “correcto” pero lo incorrecto fue decidirlo estando demasiado triste o excesivamente feliz.
Siempre pienso demasiado las cosas, eso me beneficia porque me frena de hacer algo por reacción. Pero alguna vez quisiera hacer algo que vaya en contra de mis principios, darme el gusto de hacer algo incorrecto simplemente porque me da la gana. A eso le llamo mi ANARQUÍA PERMISIVA.
Como todo, (y esto también lo pensé demasiado) cualquier acto tiene consecuencias. Y después de imaginarme lo que me da la gana de hacer, pienso en cómo reaccionarán los demás, qué pensarán de mí… Y sale a flote esa voz en mi conciencia que frena mi libre albedrío y sepulta mi “inmoralidad”.Después de pensar en esto mientras camino a mi casa, sonrío y me doy el gusto de publicarlo, simplemente porque me da la gana.
sábado, 1 de octubre de 2011
Mi génesis
Encontré mis ganas en mi cartuchera, cuando recordé que antes de dormir había creado una frase que podría ser la sumilla de algún escrito, que no empiezo pero llevo en la cabeza como una intención.
Pero hoy no quiero escribir de cosas tristes.
Era la época de las amanecidas. Donde la creatividad fluía por la tarde y la plasmaba en madrugadas. Quería olvidarme que luchaba en contra de alguien para que dejara de existir en mis pensamientos diarios.
Al termino de la clase Álvaro me preguntó si yo era la chica de la crónica, le dije que no, que lo que escribí solo tiene un toque mío. Desde entonces todo lo que he escrito tiene mi toque y mis redacciones lo confirman.
Ese día fue genial, solo por esos minutos en que seguí con la mirada las líneas que Álvaro leía en voz alta para la clase, cuando se detenía para corregir algunas cosas, mi mirada se adelantaba a leer lo que vendría. “No debí escribir eso”, “esa palabra no cae bien ahí” o “en qué estaba pensando cuando escribí aquello”, mi corrección personal era por dentro, como todo lo demás que había eludido para que no se pareciera a mi vida.
A ese punto en mi vida, le llamo GÉNESIS, eso que me dio satisfacción y ganas de escribir para que me lean. Aunque alguien me dijo que el punto no existe, creo que no se refería a esa clase punto. Porque para mí, si existen los puntos que te cambian la vida y la hacen mejor.
sábado, 17 de septiembre de 2011
Memorias de una chica en Fase dos
Desde que me acuerdo no he parado de llorar.
Le negué la última cita. El adiós amenaza.
Traté de ser fuerte un día, dos, tres…
¿Si dijo que me amaba, por qué no me llama?
¿Qué expectativas tienes de la vida? No tengo ganas ni de contestar.
La de oro en el nacional de potencia.
Tengo ganas de vivir.
Valió la pena haber vivido para sentir.
viernes, 29 de abril de 2011
Para mis ganas...
domingo, 20 de marzo de 2011
Diciembre II
"Algo de mí se iba con él, pero yo seguía parada cooperando con su partida, aunque estuviera inmóvil."
domingo, 13 de febrero de 2011
Diciembre... I
"Ya quiero que sea diciembre… Quiero que ese día salga el sol y dejar atrás estas ansias que me mantienen viva.Diciembre… diciembre..."
miércoles, 9 de febrero de 2011
Con tan solo una palabra abrí la puerta de mi alma para que salgan los fantasmas de un pasado escondido. Y con esa verdad arriesgué a perder el amor hasta hoy correspondido.
Mientras escribo esto escucho a Rocio Durcal en "Jamás te dejaré" y me dan ganas de llorar, porque el amor no es como uno lo siente sino como lo sientes de la otra persona.
Me pregunto entonces si es un motivo suficiente para romper promesas, estancar apuestas, desvanecer ilusiones y aún ponerle pausa al amor.
lunes, 31 de enero de 2011
Otra de mis ganas
sábado, 22 de enero de 2011
Te cuento con amor...
"Por un beso de tu boca dos caricias te daría, tres abrazos que demuestran cuatro veces mi alegría y en la quinta sinfonia de mi sexto pensamiento, siete veces te diria las ocho letras de un TE QUIERO, porque nueve veces por ti vivo y diez veces por ti muero."