lunes, 31 de enero de 2011

Otra de mis ganas



Tengo tengo tanto que decir y pienso en todo que termino olvidándome de algo.
No tengo mucho que escribir porque he perdido la ilación de mi biografía. Me encaprichado en hacer todas las cosas para hoy y eso es bueno.

Y esto es otra vez mis ganas de expresar como me siento. Me encuentro "estable", con un rumbo desconocido pero al fin enrrumbada.
Recién me levanto y han vuelto las ganas. Hace unos días volví a sentir dentro de mí a eso que me quita toda expectativa que me hace agachar la cabeza y desborda su río sobre mi piel. Sentir que nada hasta ahora vale la pena y si vivimos es porque no existe un para qué. Me repugna pensar así y quiero escapar pero esa depre me asecha y ese vacío que me llena. Hace dos dos días me sentí así, sin ganas, como antes.
Pero luego me paré y busqué fuera de mí y hallé logros, hallé una realidad que desmiente el pesimismo que me visitaba y deseaba quedarse. Me esculpí de nuevo una sonrisa de cemento, me desenrede de mis temores y mi vida de nuevo obtuvo color.

Aquí sigo dueña de mil madrugadas y con la manía de escribir cosas a medias y llamarlas metáforas.

sábado, 22 de enero de 2011

Te cuento con amor...

"Por un beso de tu boca dos caricias te daría, tres abrazos que demuestran cuatro veces mi alegría y en la quinta sinfonia de mi sexto pensamiento, siete veces te diria las ocho letras de un TE QUIERO, porque nueve veces por ti vivo y diez veces por ti muero."

martes, 18 de enero de 2011

F-E-L-I-Z

Este verano tenía planeado ir a Ilo. Regresar al puerto donde nací, donde la gente tiene otro color de piel y una sonrisa como la mía.

Deseaba ir a la playa, broncearme y regresar a Lima con una
tez que hable por si sola, sueño con meterme al mar, dejar que el vaivén de las olas haga una danza ritual dándome la bienvenida, caminar sobre la arena y meter mis pies en la orilla y sentir en una falsa percepción como el mar se aleja de mí.

Amo mi puerto, su gente, sus calles, la tierra que empolvaba mis zapatos de niña, el sol que tostaba mi piel en verano y las cremoladas de mango de la señora de la esquina. Los atardeceres desde mi ventana no son iguales sin la brisa del mar ileño.
Extraño aquellos años que se han ido y a la ves he acumulado en forma de recuerdo. Hoy estoy aquí, en Lima.




No pude viajar porque se me presentó una oferta de trabajo y estudio, pero estos días de verano tienen lo suyo. Mis días casi copados de tareas, mis salidas a cumples, una nueva amistad, las ganas de pasar los ocho meses y más.

Estoy con esas ganas que no tenía pero que ansiaba tener, me siento drogada de espectativas, lo principal y lo que hasta este momento no había podido decir.

Estoy feliz.