miércoles, 20 de junio de 2012

Juan

(Inspirado en ·Apples· de Bryce Echenique)*

Me desperté pensando en ti, acompañada de ese sentimiento que no me deja desde que descubrí que te amo.


Muchas veces he pensado en dejarte, sí, en dejarte aunque no te tenga, en dejarte morir si te olvido o matarte de una vez y decidir ya no pensarte.

Me desperté también queriendo que vuelvas a pensar en mí y encontré una excusa para que sepas que aún, aunque fuese casi incomprensible, yo pienso demasiado en ti. Sin darme cuenta de cómo llegué hasta aquí, cómo es que este sentimiento me empujó de nuevo hacia el mismo camino a tu casa.

Me detengo en la segunda florería de la avenida que nunca te gustó porque es antónima a tu sensibilidad por la música. He esperado tanto este día, no solo porque hoy he soñado contigo sino porque desde hace unas semanas he dejado podrir unas manzanas pensando en las compotas que tanto te gustan. 
Ya con las flores en la mano pero aún no con el suficiente valor para llegar hacia la puerta de tu departamento, camino como sin rumbo y cada esquina me parece una excusa del destino para no llegar a entregarte estas flores. 
Sé que hoy no te veré, pero tú me veras en las flores. Si supieras Juan que yo aún te veo conmigo, sin que tú lo sepas. Y hoy he decidido que lo sepas y por ser un día especial, quizá el último en que te vea, deseo que me recuerdes. No sé a dónde se ha ido la valentía que me motivó a venir porque siento que ha sido muy corto el camino e interminable el trayecto.

He querido ver tu edificio desde alguna parte que me dé paz y calme mis ganas y retome valor. Tengo conmigo, aquí a fuera las flores y por dentro tanta confusión. Me siento en este bosque esperando sentir llegar la noche y te reprocho Juan aunque no tengas la culpa, mis pensamientos pueden más y recuento esos momentos en que sentía que tú me querías y en silencio yo te adoraba. Juan, cuántas cosas que yo aún guardo y siento que tú por tantas horas de estudio frente a tu piano ya has olvidado.

Aún tengo esa palabra en inglés que necesito escuchar por última vez, esa u otra palabra, pero mejor esa que quizá haga que no te mate, o de repente es aquella frase que no dijiste la última vez que nos vimos por la que hoy voy a matarte. Sentada con tantos árboles desordenados a mi alrededor, con tantas excusas, con las flores, con mis ganas de verte, con el deber

Juan, en el principio te amé y hoy aunque quiera seguir haciéndolo, algo que no se parece a mí o mejor dicho alguien que no se parece a la chica que conoces quiere matarte. Juan, en estas flores estaré cuando las veas, mis ganas, mis ansias y todo mi reproche, te digo mientras subo a tu departamento. Llego a tu puerta, dejo las flores en silencio como si estuvieras allí y no quiero que te des cuenta que estoy afuera. Aunque creo que es más para no despertar a tu recuerdo.
Juan te he matado, te he matado en mi mente con este acto. Sin embargo te escribo. Mientras camino llevo esa sensación que aún no te he dejado las flores, sí, para no sentir que me te has quedado conmigo y yo me he quedado sin ti.
Feliz cumpleaños Juan.
Por Veronika Alvarado

*NO PRETENDO SER UNA MALA COPIA DEL AUTOR PERUANO AL CUAL ADMIRO MUCHÍSIMO. ESTE ESCRITO ES UNA RESPUESTA A UN TRABAJO DEJADO EN TALLER DE PROYECTOS II DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA UPN

viernes, 1 de junio de 2012

Con ella pero sin ella

Es madrugada haciendo TALLER. Entré a buscar algo y cuando iba a salir, me detuve en la puerta, contemplé su cama vacía y no pude evitar dejar todo de lado para recordarla.


Hoy su habitación esta vacía. Hoy esta tan lejos de lo que alguna vez pensó llegar. o quizá esa lejanía es parte de ese camino que le toca vivir para llegar a donde siempre quiso. Hoy me doy cuenta que ya no está porque la rutina no me había hecho notar su ausencia.

Su habitación sigue vacía. Sin su música, sin sus gritos, sus reproches, su tristeza, sin su esencia. Sin el olor a cigarrillo que emanan sus pulmones, sin sus ronquidos al medio día, sin su silencio, sus 10kg de más. Sin su cariño extraño, su compañía cómplice, su mirada, su mirada perdida , su última frase. Sin ella...

Hoy la lloro. Hoy la extraño. Hoy la quiero más que nunca. Hoy me duele no saber en dónde dejó abandonadas sus ganas de vivir. No sé cuánto le tome regresar. Dónde encuentre de nuevo esa fuerza interior, cómo ahogue sus impulsos antes de actuar. Aunque ella haya olvidado quién quería ser. Yo la seguiré esperando para con mis idioteces hacerla renegar y recordarle quién es.