Hoy fue el día. El día en que me duele estar viva. Me duele el alma porque respiro. Respiro porque aun me queda vida.
Tenía el mejor plan de exponerme y no enamorarme, para arrastrar agonizante el alma de otro mortal, ése, el que se veía inalcanzable, lo tengo a veces tan cerca. Me prometí no entregar más de mi que solo besos y miradas traducidas en deseos ponzoñosos, pero he perdido, he entregado algo mas que mi propia vida no recuperable.
Lloré, lloré mucho, pero de qué sirvió, eso pensé antes de hacerlo porque ni siquiera él lo sabría. Entonces no valdría de nada. Igual seguí llorando hasta secar mi dolor.
He salido de mi capullo de niña a mujer, me pregunto si así se sienten todas las mujeres... incomprendidas.
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